Lo mejor que he leído hoy.


Una vuelta de tuerca a la última novela de J.K. Rowling
El racismo y las jerarquías de Harry Potter


La última aventura del chico huérfano y solidario entrega metáforas mágicas de un lenguaje que alude a la diferencia racial. Harry rechaza las jerarquías, pero ¿qué hacen con estas metáforas los millones de lectores?

Colleen O’Brien

Mientras millones de personas hojean sus nuevas copias de “Harry Potter y el Príncipe Media Sangre”, con el fin de descubrir la identidad de este misterioso personaje, no puedo sino imaginar que este príncipe es “media sangre” en términos raciales y no mágicos. En un comienzo, bajo la equívoca impresión que el último libro de J.K. Rowling incluía un “príncipe mestizo”, el título me provocó un gran rechazo.
En el mundo de J.K. Rowling, media sangre significa ser “medio mágico”. Sin embargo, el término -que refleja la dicotomía entre mágico/poderoso y mundano/indefenso- implica una jerarquía. Esta jerarquía “mágica” se asemeja en forma directa a las jerarquías raciales.
En términos de raza, una persona de “media sangre” podría ser alguien cuyos padres pertenecen a distintas razas, por ejemplo un padre asiático y el otro caucásico. Pero en este caso, el no ser de “sangre pura” puede despojar a la persona de ciertos derechos y aceptación en la comunidad.
Incluso en el mundo de la magia, el término “media sangre” implica que una mitad no se mezcla con la otra. Las personas de “media sangre” provienen de distintos mundos y la idea de estos mundos bifurcados evoca imágenes de segregación racial.

racismo mágico
Estas inflexiones del lenguaje racial me provocan vergüenza ajena. ¿Por qué emerge la metáfora mágica de un lenguaje que alude a la diferencia racial? ¿Y qué hacen con estas metáforas los millones de lectores?
En términos sicológicos, la literatura infantil proporciona a los jóvenes las herramientas para enfrentar asuntos complejos y negociar temas difíciles que amenazan con agobiarlos.
Las obvias, y altamente creativas, diferencias culturales que el icono pop Harry Potter encarna ofrecen la oportunidad de conversar sobre las distintas culturas con los niños. Sería bueno preguntar a los pequeños en qué otras formas podrían las personas estar “mezcladas mágicamente”. Los niños cuyos padres son de distintas razas, ¿se identificarían con este término?
En términos de poderes mágicos, en Harry Potter ser de “sangre pura” es mejor que ser humano. Las personas no mágicas son meros “muggles”, absolutamente ajenos al mundo de los encantamientos y de los magos. Si eres mágico, la “sangre pura” está muy por sobre la “media sangre” en la jerarquía de poder y estatus.
Pero la autora, J. K. Rowling, nos revela que quienes exigen “pureza” de sangre son personas malévolas. El enemigo de Harry, Draco Malfoy, de la casa Slytherin en Hogwarts, ha invertido mucho en fiscalizar la “pureza”, mientras que la amiga de Harry, Hermione, es hija de muggles. Esto funciona sumamente bien como metáfora racial; después de todo, Hitler abogaba por la pureza racial.

sangre sucia
Rowling le hace un favor a los niños al referirse, metafórica pero explícitamente, a las jerarquías de valores humanos que el racismo institucionalizado oculta en el “mundo real”. Los personajes buenos, como Harry, rechazan esta jerarquía.
Los fans de Rowling entienden que el término “muggle” puede ser despectivo. “Mudblood” (sangre sucia), otro término peyorativo utilizado en el libro para describir a brujos y brujas con padres no mágicos, evoca la terminología aria utilizada para describir a las personas de tez morena.
Consideremos otra metáfora en la literatura de Harry Potter: un correo electrónico recientemente me recordó que los duendes, con sus narices aguileñas, cierta obsesión por el dinero y relaciones con la estructura del poder que cambian misteriosamente, se asemejan a los estereotipos arquetípicos del pueblo judío. Rowling se basa fuertemente en la tradición novelística británica, y estas figuras góticas son excelentes ejemplos de cómo cientos de años han formado nuestra mentalidad acerca de las diferencias raciales.
Imagine las oportunidades que este fenómeno literario ofrece a aquellos interesados en propagar una enseñanza antirracista. Un mundo mágico que ya ha capturado la atención de una multitud de personas a lo largo del planeta nos invita a dar un paso adelante más.
¿Queremos ser como los muggles, ajenos al mundo que nos rodea, o preferimos entrar en el mundo de las relaciones de raza y dinámicas de poder social?
La raza es un concepto tan propio de nuestro mundo como lo es la magia en el de Harry, y las novelas a menudo presentan las conexiones entre ambos. Poner nombres y etiquetas, como ocurre en los libros de Harry Potter, refleja una multitud de fuentes etimológicas y míticas, así como muestra los conflictos cotidianos que enfrentan los niños y jóvenes respecto de las etiquetas y los estereotipos. Los personajes de Rowling fomentan una discusión acerca de ambos. Al transformar a los arquetipos y mitos en algo nuevo, la autora le pide a sus lectores que busquen las cualidades, buenas y malas, que nos hacen fundamentalmente humanos.
En una época en la cual mucha gente cree que el racismo ya no existe y que la igualdad ha triunfado, el mundo de Harry Potter estalla con los estereotipos y dinámicas del poder que la mayoría no discute en la vida cotidiana.
El maravilloso mundo de Harry Potter nos ofrece la oportunidad de hacer comparaciones con nuestras propias vidas y revelar, una vez más, las dinámicas del poder y prejuicios que nos dividen. Quizás, por fin, esta revelación tenga como consecuencia un compromiso continuo con el cambio.
¿No sería mágico aquello?.
LND

1 comentarios:

Saúl Linares dijo...

muy buena reflexion sobre el libro, nunca lo vi desde esa perspectiva
sigue asi
saludos
pd:nose como llegue aki pero llegue